La casa de Bernarda Alba

La casa de Bernarda Alba
Federico García Lorca,
editorial Vicens Vives

La casa de Bernarda Alba es un drama escrito por Federico García Lorca que cuenta la historia de Bernarda, una mujer con cinco hijas, a las que, tras quedarse viuda, impone 8 años de luto, durante los cuales todas ellas vivirán encerradas, sin salir a la calle y sin relacionarse con nadie. Pero hay una excepción: la hija mayor, de su primer marido, no tiene que seguir el luto como sus hermanas; además, se promete con Pepe el Romano, un hombre atractivo, mucho más joven que ella, que se siente atraído por sus bienes y propiedades. Esta situación provoca un desequilibrio en la relación entre las hermanas, sobre todo con Adela y Martirio, que también se sienten atraídas por Pepe. Así, por ejemplo, Martirio, movida por los celos, luchará por desvelar la relación que su hermana Adela tiene a escondidas con el futuro marido de su hermana.


Imagen de la versión cinematográfica de Mario Camus, 1987

  Adela es uno de los personajes más interesantes de la obra; es una muchacha joven, enamorada de Pepe el Romano, con el que mantiene una relación en secreto. Se nos presenta como la más bella de todas, con un carácter fuerte, que se enfrenta y rebela contra las normas de su madre. Es un personaje vital y rebelde que se niega a seguir las imposiciones de esa época. Adela lucha por su propia libertad, por elegir su futuro al lado de quien ella realmente quiere, en este caso Pepe el Romano. Su carácter la lleva a discutir con su madre por los temas ya mencionados, con la Poncia y con sus hermanas. Un claro ejemplo son estas palabras de Adela donde rehúsa las órdenes de su madre:
“No me acostumbraré.  Yo no puedo estar encerrada.  No quiero que se me pongan las carnes como vosotras; no quiero perder mi blancura en estas habitaciones; mañana me pondré mi vestido verde y me echaré a pasear por la calle. ¡Yo quiero salir!”

Representa un símbolo de libertad y de independencia. También refleja una crítica a la sociedad de la época, que ejercía una gran presión sobre las mujeres, sobre sus formas de comportamiento y sobre la capacidad de tomar de decisiones, como por ejemplo, tener relaciones sexuales antes del matrimonio. “Mi cuerpo será de quien yo quiera”, dice Adela, discutiendo con la Poncia, ya que ella se niega a perder al hombre que ama  a pesar de saber que estaba prometido. Otro ejemplo de cómo Adela se sale completamente de las convenciones sociales lo vemos en la escena de la obra donde Adela defiende a la mujer que se quedó embarazada antes de casarse. 
Celia Gómez Herrero
Bach. 2º B
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Veamos ahora un personaje contrapuesto, Bernarda, que representa la autoridad y el dominio. Es una mujer muy respetada tanto por sus criadas como por sus hijas. Su autoridad y tiranía se presenta en el primer acto en la conversación entre la Poncia y otra criada, en la cual hacen una fría descripción de su señora, presentándola como una dominadora y una tirana sobre todos los que la rodean, llegando a mostrar su miedo hacia ella en expresiones como "Me arrancará los pelos que me quedan".
También vemos reflejada su autoridad en la rigidez y dureza del lenguaje que utiliza para dirigirse a todos los personajes, sin preocuparse de si son sus hijas o su madre. Esta forma tan agresiva de hablar la encontramos en expresiones de la forma "Aquí se hace lo que yo mando" o "Mandaré en lo mío y en lo vuestro".
Finalmente, el símbolo de autoridad más importante en la obra es su bastón, con el que, cada vez que desea poner orden, golpea fuertemente en el suelo. De hecho, Bernarda llega a pegar en varias ocasiones a sus hijas con dicho bastón. Este símbolo es realmente importante para sus hijas, ya que, en el momento en el que Adela decide rebelarse y mostrar sus ansias de libertad y de dejar de estar sometida a su madre, lo primero que hace es romperlo en dos, sabiendo lo que esto significa para su madre.
Y, ¿por qué Bernarda muestra una actitud tan rígida y soberana?
Ella es una mujer que desea que todo a su alrededor sea perfecto, y que ningún vecino pueda comentar nada acerca de su familia o de su casa. Esto se observa al final de la obra en su actitud ante el trágico suceso. Para poder controlar todas las situaciones, a sus hijas y a sus criadas, ha de ser dura con ellas, haciéndoles ver que tienen que seguir las normas sociales establecidas, en concreto las que dictan cómo ha de comportarse una mujer en esa época.
En conclusión, Bernarda se preocupa tanto por lo que piensa la gente y por los comentarios que puedan hacer sobre ella y su familia que procura, a través de su autoridad, que todos los que están relacionados con ella no cometan ningún error que esté mal visto por la sociedad.
Sofía Pérez Varas
Bach 2º B

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