Del Lazarillo de Tormes,
La Chana Teatro,
Teatro Liceo, Salamanca
Recientemente, los alumnos de 3º ESO y 1º de Bachillerato
hemos ido a ver una obra de teatro titulada Del Lazarillo de Tormes.
En un principio, nadie se mostraba muy ilusionado por la obra puesto que ya
habíamos leído el libro y no nos esperábamos grandes sorpresas.
Como sabéis, El
Lazarillo de Tormes narra las
peripecias de un pícaro antihéroe, un lazarillo, que sirve a diferentes amos a
lo largo de la obra y que debe utilizar su ingenio para sobrevivir y sobre todo
para comer. La obra de teatro sigue la estructura de la novela en
aspectos generales, aunque añade detalles humorísticos y actuales para
hacerla más cercana al público. De los siete tratados que componen la
novela, el actor hizo énfasis en cuatro:
En la primera parte, la historia del ciego, se muestra cuál
será el principal objetivo de Lázaro durante toda la obra: comer; a la vez que
pone de manifiesto el ingenio del ciego para pillar a Lázaro una y otra vez
intentando robarle la comida.
En la segunda parte, la situación del Lazarillo empeora,
pues esta vez caerá en manos de un avaro clérigo que hará que Lázaro agudice su
astucia al estar realmente falto de alimento.
En la tercera parte, el actor se inventa la procedencia del
nuevo amo; un endeudado hidalgo que solo posee un palomar. Este trata de
mantener a Lázaro hasta que la situación se hace insostenible y debe huir.
Finalmente, le acoge un buldero, que por medio de fraudes,
incita a la gente a comprar bulas falsas. En esta parte se refleja la evolución
de Lázaro a lo largo de la historia, al final de la cual, aparece como un
adulto mafioso al que no le importa su honra.
Se trata de una obra de teatro que combina elementos
propios de la novela con toques humorísticos de inflexión por parte del narrador,
dándole un punto más actual (el buldero aparece representado como un
gitano, Lázaro aparece representado como un mafioso).
La representación está repleta de buenos
detalles, pero lo que más me ha gustado ha sido la capacidad del actor
para representar, por sí solo, los diferentes registros lingüísticos de todos
los personajes, incluido el narrador. Él solo consigue captar la atención del
auditorio, suscitando cierto sentimiento de pena por el pobre Lázaro.
Llama la atención en este teatro de objetos la
sencillez de los elementos utilizados para la puesta en escena: tan solo una
mesa y unos cuantos objetos que destacan por su simbología (el váter como
símbolo de la baja clase social de Lázaro, al que sus amos consideraban
un desecho, me han parecido un gran acierto).
Sin embargo, también ha habido algunos aspectos negativos.
Creo que el hecho de que toda la representación girara en torno a la mesa
impedía que los espectadores situados en las filas de atrás pudieran apreciar
los detalles. Además, el que un solo actor manipulara los elementos
de la mesa daba cierta sensación de estatismo.
Alberto García, 1º Bach. B
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