El árbol de la ciencia, Pío Baroja
Alianza editorial
El árbol de la ciencia es una novela escrita por Pío Baroja.
En ella, el autor describe con gran pesimismo la España de 1898, mostrando una
sociedad marchita y descompuesta. Baroja refleja sus preocupaciones acerca de
la incertidumbre del futuro de España y muestra una honda melancolía por el
pasado, todo ello con una gran amargura. En definitiva, pretende una
regeneración total de la ciencia y de la sociedad.
El
personaje principal es Andrés Hurtado, que a lo largo de la novela evoluciona
hacia una personalidad cada vez más lúgubre y pesimista. Es un estudiante de Medicina
obsesionado con descifrar la esencia de la humanidad. Necesita reducir la
complejidad de los sentimientos y emociones a hechos y realidades manejables.
Por esta razón, quiere imponer a su vida un orden y una certeza casi
determinista. Considera la ciencia como el pilar fundamental del progreso, inalterable
e invencible ante cualquier otra materia. Es en torno a este tema de lo que
habla frecuentemente con su tío y de donde saca agridulces conclusiones, como
que todos los problemas y angustias poco importan, pues, al morir, todo acaba; o que la religión, pese a
ayudar a lograr ciertos objetivos, paraliza al hombre y le lleva a falsas
conclusiones. Andrés cree que el árbol de la ciencia siempre se verá ensombrecido
por el árbol de la vida y, por esta razón, es tan difícil evolucionar.
Según
pasan los años y termina su carrera, Andrés viaja por diferentes lugares de
España, conociendo personajes variopintos. La mayoría de ellos son corruptos,
interesados o vanidosos, por lo que los trata con una mezcla de odio y de pena.
Aunque, si hay un tipo de persona a quien de verdad detesta, es a los ignorantes,
a los derrotados y a los pasivos. Pero siente aprecio por algunas personas de
su alrededor: muestra un cariño especial por los marginados, por las minorías y
por los fantasiosos, pues les ve como víctimas de una sociedad injusta. Esta
situación le causa un gran dolor y le induce a ayudar a aquellos a quienes
nadie ayuda.
Por
otro lado, Andrés ve con amargura cuántos talentos se van fuera de esa España
atrasada, que no busca evolucionar. Se indigna con la poca seriedad con la que
se toman las decisiones y no entiende las razones que tiene la gente para festejar
y estar todo el día de juerga, pues las pocas colonias que le quedan a España
están en peligro. Cuando la pérdida de estas es inminente, Andrés muestra con
asombro las riadas de gente que salen a oponerse a esa ruptura, la
determinación con la que toda España se moviliza y llena la calle con banderas.
Pero, poco después, se siente avergonzado, pues la derrota ante Estados Unidos
es una masacre y la población española tarda poco en olvidarla y volver a su
vida de fiesta e ignorancia. Personalmente, esta situación me recuerda a la
actual: los jóvenes emigran, sólo se presta atención a la diversión y, ante
este nuevo desafío catalán, parece que la historia se va repetir. ¡Qué bien
supo describir Pío Baroja a España!
Roberto Galende
2º Bach. B
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