El invierno en Lisboa, Antonio Muñoz Molina
Editorial Booket
El invierno en Lisboa es una novela de Antonio Muñoz Molina,
publicada en 1987. Se trata de un homenaje al cine negro americano y al jazz,
una música que fascina al escritor.
Narra
la historia de Santiago Biralbo, un pianista enamorado de una joven llamada
Lucrecia. Esta pasión que siente por ella le lleva a abandonar su querido San
Sebastián y a visitar otras ciudades, entre las que se encuentra Lisboa. Una
serie de acontecimientos, que les llevan a huir de Bruce Malcolm, marido de
Lucrecia, desencadenan la trama de la historia.
SANTIAGO
BIRALBO, UN MÚSICO DE JAZZ
Santiago
Biralbo, pianista de jazz, es el personaje en el que Muñoz Molina refleja su
amor hacia este tipo de música. Se trata de un hombre que forma un grupo
musical con algunos amigos, entre los que se encuentran Billy Swann, Óscar y
Buby. Comienzan tocando en el Lady Bird y con este grupo se irán de gira por
toda Europa.
Biralbo
es un gran amante de la música, como refleja en la esencia de sus
composiciones. Algo curioso de él es que no se considera un músico propiamente
dicho, ya que, según dice, su música no existe si Lucrecia no la escucha. Estas
palabras me hicieron reflexionar sobre el poder de la música, y más, con las
circunstancias sentimentales en las que se encontraba Biralbo, ya que lo que él
vino a decir en esa cita era que ese sentimiento que Lucrecia le despertaba era
lo único que le permitía improvisar, tocar de esa forma, sin ningún patrón,
dejándose llevar. Además, su música transmitía emociones a la vez que las
ocultaba; esto era un reflejo de él mismo, pues se mostraba como un hombre de
apariencia fuerte pero frío e indiferente al mismo tiempo. Esto aporta un toque
de misterio a su música, que es ante todo única.
Otra de las razones por las que Biralbo
tampoco se consideraba músico era porque, por aquel entonces, sólo los
intérpretes de música clásica eran considerados músicos verdaderos. La figura
de músico de jazz, en los años 30 y 40, estaba vinculada a músicos
afroamericanos, por lo que se conocía esta música como “música negra”. Y, a
pesar de su popularidad, el jazz era, por tanto, un género musical supeditado a
la música clásica.
Sin embargo, la música para Biralbo lo era
todo, era su única tabla de naufragio, puesto que a través de ella no sólo se
podía expresar, sino que también podía aliviar de algún modo ese sentimiento de
frustración y pesar que sentía al no ver posible una relación estable con
Lucrecia. Por ello, la música constituye una parte muy importante de la novela,
conectando la acción y el desarrollo de los hechos con los sentimientos de los
personajes implicados en ellos.
2º Bach. B
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