El río del Edén


El río del Edén, José María Merino. Editorial Alfaguara, 2012

Premio de la Crítica de Castilla y León 2013 y Premio Nacional de Narrativa 2013.

Muchas son las obras literarias donde podemos encontrar el tópico del río como símbolo de la vida que pasa, pero en El río del Edén José María Merino da un paso más y lo convierte en un espacio mítico, el paraíso, el escenario de una historia de amor con sus encuentros y desencuentros, un lugar de traición, pero también de arrepentimiento y de redención.
Para situar su historia, el autor ha elegido el Parque Natural del Alto Tajo y la laguna de Taravilla (Guadalajara), un lugar legendario, asociado a la traición por antonomasia de nuestra historia: la leyenda de don Rodrigo, la Cava y el conde don Julián. Allí, cuenta la leyenda que don Rodrigo conoció y se enamoró de la Cava, la hija del conde. Allí también, el conde don Julián, el traidor, arrojó sus tesoros, arrepentido de haber facilitado la entrada de los árabes en España. No es por lo tanto una casualidad que este espacio mítico enmarque la historia amorosa de Daniel y Tere, en la que también conviven el amor pasional y la traición.
A través de una segunda persona, se narra el recorrido de Daniel hacia la laguna, con la intención de esparcir allí las cenizas de su esposa Tere. Le acompaña su hijo Silvio, un entusiasta adolescente que padece síndrome de Down. Durante ese tiempo, Daniel rememora su apasionada historia de amor, aquellos días idílicos que compartieron a la orilla del río del Edén, junto a los episodios más oscuros de esta relación. Estos recuerdos de Daniel se intercalan con sus conversaciones con Silvio, quien no termina de entender la muerte, el sueño eterno en que ha entrado su madre. Este camino es también el que permite al protagonista redescubrir a su hijo, sus gustos, su inocencia y sus pasiones. El regreso a la laguna es, por tanto, un camino de recuerdos, de arrepentimiento, de transformación y de redención.
Cada capítulo comienza con unos dibujos (producto de la afición de Tere) que simbolizan el desorden temporal del relato y el laberinto de la vida, que conduce por extraños recorridos en los que fácilmente se pasa del edén al infierno y viceversa. La novela, de fácil y agradable lectura, nos lleva a través del laberinto sentimental que conforma la vida de estos personajes, con sus luces y sus sombras, y nos plantea hasta qué punto cada uno es responsable de la conquista o pérdida de su propio paraíso, al margen de las circunstancias imprevisibles de la existencia. Una reflexión interesante. 
Edelmira Martínez

2 comentarios:

  1. Clara Monleón Pinto (2ºBach. B)30 de enero de 2014, 17:26

    Son muchos los caminos a los que podemos optar y muchas las consecuencias que éstos pueden tener. Daniel ahora recorre uno en compañía de su hijo Silvio, quien padece síndrome de down. En un principio, éste no parecía ser más que un adiós a su querida difunta mujer, Tere. No obstante poco a poco, se irá transformando en un nuevo comienzo.
    El lugar al que se dirigen es un entorno paradisiaco y legendario, situado en el Parque Natural del Alto Tajo y la Laguna de Taravilla (Guadalajara). En el trayecto, Daniel reflexiona sobre su vida, por una parte, acerca de su apasionada relación con Tere, de la que fue testigo este lugar, y de las traiciones y las reconciliaciones que vivieron; por otra parte, del injusto concepto que durante años tuvo de su hijo. Por ello, esta ocasión también le ofrece la oportunidad de acercarse más a Silvio, de aprender de él y de darse cuenta de que es un verdadero tesoro.
    Esta novela realista nos muestra el valor de saber reconocer la felicidad y cuidarla, pues, de lo contrario, podemos correr el riesgo de seguir los pasos de Daniel, quien tras haber obtenido el amor de la mujer que ama, se deja llevar por falsas elucubraciones que lo apartan de su lado. Además, critica, de forma paralela al desarrollo del personaje principal, la discriminación que muchas personas discapacitadas sufren en esta sociedad con prejuicios, que no las acepta y no les brinda el cariño que necesitan. Tal y como vemos en Silvio, la ingenuidad los convierte en personas más puras, capaces de aprender e imaginar mundos y situaciones tan fantasiosas como la llegada de los extraterrestres a la Tierra.
    Con la peculiar característica de estar narrada desde una segunda persona, José María Merino, escritor, ensayista y poeta español, es bien merecedor del Premio Nacional de Narrativa 2013, concedido por el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte.

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  2. Cristina Portal Pérez (Bach. 1º A)10 de abril de 2016, 14:22

    Todo comienza tras la sumisión de Tere, una de nuestras protagonistas, en aquel profundo sueño que oculta a los ojos de Silvio, su hijo que padece síndrome de Down, su verdadera muerte.
    En este viaje, tanto físico como emocional, por "El río del Edén", Daniel, un personaje reflejado en segunda persona, tratará de asumir los errores de su vida tras una reflexión de todos los buenos y malos momentos vividos. Descubrirá a su hijo, aquel joven entusiasma deseoso de saber todo lo posible.
    Aquel río le evocará el sentido de la vida, el paraíso vivido junto a Tere, reflexionando sobre la felicidad, el amor y la enfermedad de Silvio, quien, detrás de sus pequeñas dificultades, esconde una fuerte personalidad inculcada por su fallecida madre.
    Una ingeniosa trama que te hará reflexionar con los duros vaivenes de una vida real, pura, lejos de sentimentalismos; una novela en la que te darás cuenta de lo cruel que puede ser la felicidad que creemos tener.
    "El tiempo no lo cura todo, pero sí desplaza lo incurable del centro de atención". — Ludwig Marcusse.

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