Los santos inocentes, Miguel Delibes,
Editorial Planeta, 2001
Los santos inocentes (1981) completa la trilogía del mundo
rural, formada, además por El
camino y Las ratas. Esta gran novela de Miguel Delibes
presenta uno de los temas más impactantes durante los años 60: es la novela del
sometimiento y la humillación, de las desigualdades sociales entre los
“señoritos” y sus “criados”, siendo estos últimos tratados con un desprecio
brutal.
En ella, a lo largo de seis capítulos se incluyen los distintos
conflictos que sucedían en esa época, en ocasiones con episodios muy
desgarradores. En los tres primeros capítulos, se presentan los
personajes principales en su vida diaria (Azarías, Paco el Bajo y la “milana”),
mientras que en los siguientes se narran los principales hechos y abusos de la
clase alta del cortijo que llevan al impactante desenlace final.
A lo largo de la novela, Delibes realiza una crítica exhaustiva de
la sociedad de aquellos tiempos. Es un alegato en contra de los poderosos y a
favor de los desheredados, una denuncia de los abusos de los caciques sobre los
humildes campesinos. Para ello, nos enfrenta a situaciones desoladoras, en las
que se muestra la crueldad de los señores: la utilización de la naturaleza solo
como elemento de diversión (la caza de aves), las insinuaciones del señorito
Iván a Nieves, la hija de Paco, el desprecio con el que hablan y tratan a sus
trabajadores (como si fueran vulgares animales) y, sobre todo, el accidente de
Paco el Bajo, del que el señorito Iván no se preocupó, por lo que, a raíz de su
egoísmo, lo dejó casi tullido. Los señores se presentan como explotadores de
unos pobres hombres que sobreviven a duras penas, sumidos en su analfabetismo,
su miseria, su desamparo y su inseguridad.
Es interesante el título del libro, por las alusiones que implica.
La primera, es que remite a la matanza de todos los niños menores de dos años,
ordenada por Herodes. Pero también hace referencia a dos de los personajes de
la obra: Azarías y la “Niña chica”. Ambos son algo deficientes y viven ajenos a
la miseria, sometimiento, injusticias y analfabetismo que están presentes a su
alrededor. Representan a los personajes inocentes, los auténticos protagonistas
de la novela, la antítesis del “señorito”, es decir, del poderoso.
Jorge Úbeda Garrido
2º Bach. B
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