MAUS, libro publicado en 1991, es un cómic mundialmente conocido sobre la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración. La obra recibió el premio Pulitzer y alcanzó la lista de bestsellers de ficción en el New York Times. Sin embargo, ¿qué hace a esta obra de gatos y ratones tan característica y diferente a todos los demás libros publicados sobre esa época?
Art Spiegelman, con intención de transmitir las vivencias de su padre (un judío polaco) en una Europa aterrorizada por los nazis, escribió una carta a The New York Times. En ella, pedía que, al estar contando unas memorias personales, su obra fuese incluida en los libros de no ficción. Como era de esperar, esta acción abrió la puerta a la opinión de muchos críticos: “¡Son ratones que hablan! ¿Cómo no se va a tratar de ficción?”
En una entrevista Spiegelman se cuestionaba cómo los lectores podemos llegar a comprender el sentimiento de dejar nuestra vida atrás, cómo comprender el sentimiento de culpabilidad al perder a compañeros y familiares. Hay que utilizar una herramienta, utilizar máscaras.
Los judíos son personas de verdad, enmascaradas de ratones, que huyen de los nazis al igual que esos animales huyen de los gatos. Spiegelman juega con la complejidad de la historia y la transforma en algo comprensible a nuestros ojos: todos visualizamos a un gato cazando a un ratón.
Y ahí es donde entra la ética de MAUS: ¿es suficiente el lenguaje para contar aquello?, ¿es correcto, éticamente, hacer un cómic o una película sobre el Holocausto? “Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie” argumentaba el filósofo Theodor Adorno. Se puede sacar en conclusión que después de una catástrofe tan inhumana no se debería llevar a la pantalla e idealizarlo. Muchas veces cuando algo se estetiza tanto pierde valor, como ocurre en el caso de La vida es bella.
Sin embargo, ¿cómo olvidar un hecho que ha marcado a nuestro continente para siempre? ¿Un hecho que está aún reciente? ¿Debería ser el Holocausto un tema tabú en los libros y en el cine? Spiegelman da por supuesto que muchas cosas han de quedar en el tintero. No obstante, la historia hay que contarla para no repetirla. Todo eso es MAUS.
María Navarro
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